jueves, 19 de abril de 2012

ARTÍCULO 08. UN GRITO A LA CALMA. 19/04/12

Un grito a la calma 19/04/12


¿Se puede conciliar la idea de que quizá lo que conciliamos no es una buena idea? Cuándo encontramos cierta decepción personal, normalmente cuesta asumir la repsonabilidad, pero una vez asumida…qué queda. Encontramos la necesidad imperiosa de encontrar y observar lo que nadie quiere ver, que hemos errado. Hemos permitido patinar nuestra conciencia en una decisión mal tomada que ha dado un efecto dominó de lo que llamamos vida.

No hay vida sin una sucesión de experiencias pero si no hay experiencias bien vividas, qué vida hemos tenido. Comprendemos que lo circunstancial del error no es el tiempo, lo importante no es decir ‘’se solucionará’’ lo importante es decir ‘’tengo que solucionarlo’’ pero cuesta asumir que hacemos mal las cosas.

Siempre vemos la paja ajena en el ojo propio pero pensamos inconscientemente ‘’no me pasará a mí, yo soy diferente’’ (que no mejor). Vemos el problema como algo cercano pero no presente. Aconsejamos a los demás lo que menos nos gustaría oír hacia nuestra persona, y entonces al asumir tal comportamiento nos derrumbamos, sin comprender que otra vez estamos cometiendo el error de sentirnos mal en lugar de superar el momento. Pero ¿cuánto tiempo de luto es el idóneo para el mea culpa?

Nos agarramos al ‘’me siento mal, ¿no es suficiente?’’ pues no ves que no, al sentirte mal no corriges el problema sino que asumes mas dolor y quizá un rol de víctima…pero siempre decimos que no nos va el victimismo. Y al confundir esa idea con la de ‘’voy con la cabeza alta’’ mezclamos nuestras buenas intenciones con la vanidad…mas bien con la soberbia de afirmar que no erramos aunque sea cierto. A veces es más fácil ponerte la venda propia, que descubrir que tienes una viga en el ojo.

La gente dice que es ley de vida, que se entiende ese comportamiento, y parece que al tener aceptación social se erradica lo que parece desde un punto de vista erróneo, si la gente lo ve bien significa que es correcto aunque no sea así. No digo, ni incito a un fustigamiento continuo, pero es cierto que a veces lo único de lo que nos arrepentimos es de no haber actuado como nos gustaría. Entonces es cuando decidimos que es mejor pararnos, respirar y pensar que al hacer lo que sentíamos hacíamos lo correcto, ¿exculpatorio o cierto? Supongo que depende del caso

Se pueden llegar a confundir los sentimientos, llegándonos a poder confundir nuestras acciones. O si se practica, se puede llegar a un control de nuestros sentimientos. ¿Es entonces cuando dejamos de ser nosotros?

Y ahí está posiblemente nuestro mayor miedo, la mayor decepción es fallarnos a nosotros mismos. Como he dicho en renglones superiores, puedes equivocarte aunque tus intenciones sean buenas; puedes dejarte llevar por tus sentimientos, pero decepcionarte a ti mismo resulta…decepcionante.

Es entonces cuando magnificamos el problema porque nos hemos fallado a nosotros, y nosotros debemos ser nuestra prioridad. Pero en ese período en el que poco a poco comienzas a encontrarte…quién construye el camino. Si estás perdido ¿qué brújula debes observar para colocar bien las losas? Aunque quizá, ese sea el mejor modo, no pensar y sólo andar, total, no podemos perdernos más.

Dicen que cuánto más perdidos estamos, menos podemos perder. Aquello de que cuánto mayor es el caos la solución más cerca está. Es en ese momento en el que descubrimos que cualquier camino será el correcto, ya que no podemos perdernos más, todo lo hecho será mejor que lo perdido. Por lo tanto el descampado de posibilidades es inmenso, a veces necesitamo dar dos pasos hacia atrás para que el siguiente sea correcto; así resulta gratificante descubrir que lo has hecho tú solito, puede que las losas te las hayan dado el apoyo de tus amigos y la comprensión de tu familia, pero eres tú quien ha decidido la dirección y la sujeción al suelo. Puedes tropezar con una piedra en el camino, por supuesto, pero no hay nada más divertido que llegar a un fin con heridas en todo el cuerpo.

Poco a poco llegaremos a la meta que nos propusimos, un grito a la calma de lo que necesitamos, queremos y obtendremos, la conjunción idónea para vivir como soñamos ¿no? Porque entonces, lo concluído es que no hay nada mejor que perderse para encontrarse. Una frase que siempre se dice, y nunca se tiene en cuenta.

Dedicado a la tierra donde se dirigen ‘’la vieja y el viejo’’ para que la obra de Miguel Angel no se pierda en el tiempo. La vida sabe mejor con un ''miguelito'' en la cabeza