martes, 14 de abril de 2020

ARTÍCULO 23. BUSCO SOFÁ CON VISTAS A UNA MIRADA


Como quien viaja a lomos de una yegua sombría, por la ciudad camino, no preguntes a dónde; busco acaso un encuentro que me ilumine el día, y no hallo más que puertas, que niegan lo que esconden […] vivo en el número siete, calle melancolía, quiero mudarme hace años, al barrio de la alegría, pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía, en la escalera me siento, a silbar mi melodía. (Joaquín Sabina – Calle Melancolía)

¿Cuántas veces nos hemos sentido perdidos caminando por calles que nos llevan a ninguna parte, con la incertidumbre de si el paso dado es el correcto o no? ¿Alguna vez os habéis sentido así cuando en una primera cita te preguntan ‘’qué buscas?

Y quién se atreva a decir que conoce la respuesta acertada, que comience a organizar cursos de formación porque considero que hoy en día, la gente está sentimentalmente muy perdida. Ya no sabemos si buscamos la frustración de experiencias pasadas en las futuras, o si buscamos aceptación sin importarnos quien nos acepte. Algun@s querrán soñar grandes dramas románticos, otr@s ‘’sólo’’ grandes expectativas de comedia romántica…y habrá quien deseé saber qué quiere querer y quien deseé saber qué es lo que de verdad quiere.

Yo, después de muchos exámenes internos, análisis de errores de toma de decisiones, y encontrar un ‘’quién es quién’’ de las citas…me he dado cuenta que quiero lo simple.
Quiero una conversación al final del día con la que aprender algo nuevo o experimentar una discusión de posturas en un tema. Quiero una mano que me empuje a lo que no me atrevo y que me levante cuando me arriesgue a comer suelo. Quiero una bronca a grito pelado y después pedir disculpas, quiero comunicación.

Pero, oyendo la canción del maestro, en conclusión puedo afirmar que quiero un sofá con vistas a una mirada, de complicidad, de desacuerdo, de empatía, de risa, de llanto….en definitiva, una mirada con emociones. A cambio, prometo mirar de la misma forma, aceptando que nadie es perfecto y todos metemos la pata.

Dedicado este corto post, a todos los que sin ser puta ni monja, disfrutan de la vida sin temor a afirmar ‘’no me importa vivir y disfrutar, hasta encontrar ese compañer@ de sofá con vistas’’

P.D.: la canción tiene miles de impresiones, probablemente habrá quien haga otra lectura, esta es sólo una de las tantas que puede tener y que la musa me ha dado hoy. 

jueves, 9 de abril de 2020

ARTÍCULO 22. A PERSONAS PASADAS, PISADAS PA'LANTE


Hace unos años se me ocurrió la frase que da título a este post, en una conversación vía Facebook con una amiga. Hace un par de días la frase volvió a mi vida a través de las notificaciones ‘’recuerdos’’ que ofrece la red social. Recapacité respecto a la espontaneidad tan infravalorada y cómo de buena puede ser regalándonos esos ‘’puntazos’’ pero no voy a hablaros de ello, sino de lo que, a toro pasado, la frase sigue significando para mí. Y, para variar, lo comparto con vosotr@s porque sé que no dormís sin leer algo mío, está claro jaja.

Es curioso como en la vida la gente que nos guía, no nos dice lo importante que es la gente que nos encontramos; hasta que no lo vivimos por nuestra cuenta, no somos conscientes de que tendremos en nuestro círculo gente perenne y gente…ave de paso. Hasta que no lo experimentas, y lo aceptas claro, si no lo aceptas, bienvenido frustrolandia; no comprendes que por un lado, está ‘’tu gente’’ la del día a día, con la que mantienes un contacto, y pensamos que esa es la trascendental, pero por otro lado, tenemos las aves de paso, unas nos dejarán un grato recuerdo, y una imagen que retener en la memoria, y otras…serán las recordadas por la mierda que nos dejaron sobre nuestros hombros.

Dicen que, en el camino de la vida, las huellas representan los momentos vividos durante el andar de nuestras experiencias, pero recordar esas huellas sólo se consigue con las lecciones que recordamos. Esos recuerdos son los que tenemos que llevar con nosotros en el camino, la esencia de esas buenas, o malas, huellas que han acompañado nuestra pisada, son las que de verdad nos pueden enseñar a pisar más fuerte y sobre un terreno más seguro en el futuro.

Algunas personas (si sabes gestionar tus relaciones sociales) seguramente las mejores, serán las que te acompañen en un tramo u otro de la vida; pero hay huellas ocasionales, esas aves de paso, que son las artistas invitadas nuestra propia autobiografía. Hay quien dice que hay que olvidarse de lo malo vivido, yo estoy de acuerdo con el argumento que se resumen en que quien olvida su propia historia está condenad@ a repetirla; por ello, no es tanto olvidar los malos momentos, sino recordar quién lo causó, para ‘’verlas venir’’ en el futuro. Y a las buenas huellas, sólo darle las gracias por lo aportado, y cuando su camino se vuelva a cruzar con el tuyo, dale el mejor de los abrazos y saborea cada frase del saludo, pues puede esconder otra sonrisa u otra lección.

Lo importante es saber qué meter en tu mochila, ¿familia y amigos? Siempre, ¿amores? Cuidado por si el bolsillo está roto, pero también, ¿recuerdos? Sólo los buenos, de los malos quédate las lecciones para defenderte del futuro. Pues en el camino habrán luces, y sombras, la vida es el camino en el que te encontrarás muchos golpes, los mas duros quizá no estén bajo tu control, pero el camino está hecho para que te repongas y lo andes, no para que te dejes vencer por él.

Dedicado a todas las personas que en la vida se han forjado a causa de los buenos y, sobre todo, de los malos momentos, porque a personas pasadas, pisadas pa’lante.
Y, por primera vez, dedicatoria especial a Perry, Arita y Soul (ellas saben quien son)