Inoportuno Amor sin entendimiento del mecanismo de un timbre. 18/03/12
Los
bohemios le llaman arte, en la época clásica resultaba vox populi, y en los argumentos de los horarios de televisión
vespertinos es ‘’trending topic’’ antes de que el padre de Twitter fuera
esperma. Los nostálgicos lo llaman mediante el suspiro, y los escritores
inspiración, los cantantes estribillo y los solteros creen que están mejor así.
Parece mentira como tan sólo una palabra de cuatro letras puede envolver tanto
significado…aunque obviamente el significado no lo da la palabra, sino el
hablante que la pronuncia o la persona que la siente.
Pero
el significado o concepto más relacionado con el término a tratar puede ser,
quizá, ‘’masoquismo sentimental’’ ese pequeño pero transitivo gusto por el
dolor. Nadie puede negar que la frase ‘’el ser humano es el único animal que
tropieza dos veces con la misma piedra’’ se magnifica respecto a las relaciones
sentimentales. ¿Cuántos hemos sido? Y ¿cuántas las veces? Cada uno tendrá una
respuesta diferente, pero todos afirmativa a ¿has retomado una relación a
sabiendas de que te haría daño?....realmente ¿quién bien te quiere te hará
llorar?...me resulta incongruente.
Resulta
como decir ‘’cariño voy a putearte hasta que te sientas una mierda y llores los
vientos por mí’’ (perdón por mi vocabulario…ya sé que ‘’cariño’’ no se puede
usar a la ligera) Y entonces nuestra respuesta es ‘’oh¡ me va a hacer daño
seguro que me ama’’…si no, no le encuentro significado. Obviamente el pecador
no puede advertir sobre lo estúpido de cometer el pecado, pero cometido una vez
me paro a pensar en todo el tiempo perdido y todas las personas que no he
conocido por estar pendiente de un amor que no se llevó a cabo, y que no tenía
expectativas de ello. Pero en ese momento en que tu mundo es tan brillante y
dulce no te das cuenta de que en realidad te ha entrado un rotulador
fluorescente en cada ojo y lo dulce pasa a ser mas empalagoso que todo el
merchandising de ‘’Hello Kitty’’ y 50 litros de sirope de caramelo en vena.
Pero
nos da igual, porque al verle el fluorecesnte nos ciega y la gatita nos araña
el alma al saber que no será así. Entonces nos dedicamos a comer, y a pensar
que si Sandra Bullock puede superar al desamor en sus películas nosotros
también…cuando el auténtico desamor es pensar eso…se llama ‘’des-amor propio’’.
¿Es nuestro vicio de la esperanza el causante de que tropecemos dos veces con
la misma piedra? ¿Tan ilógico es el amor que no atendemos a razones?... (¿Los
aspirantes a escritores dejaremos de hacer preguntas obvias?)
Parece
que nos sentamos en el sofá, nos encogemos, ponemos cualquier canción que nos
recuerde los solos que estamos (‘’loli’’)
y esperamos a que suene el timbre…hasta que un día suena una vez…y nos lo
pensamos…suena una segunda vez…ya estamos frente a la puerta…y antes de que
llegue a sonar la tercera y esperemos al Doctor Sheldon Cooper (Big Bang Theory) abrimos y…solo vemos
que es el cartero, o una vecina a la que le tiramos el kilo entero de sal a la
cara porque en realidad no podemos darle sabor al momento.
Necesitamos
crear la tendencia de que todo nos llega pero no es más que la vagueza de no
ser culpables de nuestro propio fracaso sentimental. Aquello de
‘’acción-reacción’’ no funciona cuando las hormonas que crean el sentimiento
del amor nos impiden reaccionar elocuentemente a la acción del desamor porque
lo último que queremos creer es que no se nos quiere.
Atentamos,
a tenor de todo pronóstico, contra nuestra vulnerabilidad al no darnos cuenta
de que si nos hace daño no es porque esté confuso, sino porque no quiere estar.
Pensamos optimistamente ‘’ya cambiará’’ y mientras coges esa estúpida silla que
tiene colgado el san benito de que hay que esperar sentado sobre ella…quizá
haya que esperar apoyado en una pared. Por qué no, ¿y si, de verdad, el amor
llegara cuando menos te lo esperas? Por qué no pensar que un día abres una
página de contactos y resulta que el principe azul no lo encontrábamos en la
calle porque el muy cabrón se encontraba metido en Internet. Que mala es la
fantasía cuando uno espera lo que no tiene.
Esperamos
un día abrir un buzón (o al menos el nuestro) y encontrar esa carta de amor que
nunca llegará porque en realidad el remitente no sabe ni siquiera nuestro
nombre. Mantenemos la ilusión de que al meter la llave en la cerradura y girar
el cerrojo encontremos la habitación contigua a nuestra añoranza llena de velas
con una cama (o alfombra, o sofá, o lavadora en ‘’centrifugado’’…siempre al
gusto del consumidor) con petalos secos de rosa. Y entonces al abrir la
puerta…te clavas la espina.
Dejas
las llaves en cualquier sitio menos en el lugar donde siempre dices a las
visitas que dejas las llaves, tiras la chaqueta y la mochila (o sólo la mochila
si es verano, o no tiras nada porque es agosto) das dos pasos que duran media
hora porque piensas que estás en un videoclip y te sientas suspirando en el
sofá…y en tu cabeza suena un blues (Chenoa- Como una postal)
Nos
tomamos una bebida, ya sea alcohólica o no, porque hace tiempo nos dijeron que
con eso se calmaba la ansiedad e intentas calmar la sed de cariño rozando el
cubito con tus labios. Dejas el vaso y saboreas el gusto del dolor en tus
labios. Otra vez suena la puerta, otra vez pensamos que va a ser la cura al
dolor, y otra vez es sólo un vendedor o la vecina devolviéndonos el paquete de
sal (por supuesto lo esquivamos). Cerramos y esperábamos que fuera esa postal
que dice la canción con las ocho letras que más disfrutamos conjugar. Cuando
quizá, la cura sea nuestra, al darnos cuenta de que el problema es que buscamos
una postal cuando lo que necesitamos es al cartero.
Para
los amores perdidos en las cartas no encontradas.
Vaya vaya, has dejado el amor en mantilla. Desde luego a ti te llevan a un circo y haces llorar a los payasos. Se un poco más optimista que es lo que te hace falta. (Ahora termino con un guiño para suavizar el comentario) ;)
ResponderEliminarEl blogg trata sobre los pensamientos no? pues este es uno de ellos jajaja =D gracias por leerme
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe gusta el tono dramático de este artículo. Creo que todos nos podemos identificar con esta historia en algunos fragmentos. Rafa, sigue deleitándonos con tus reflexiones.
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