viernes, 4 de agosto de 2023

#ViernEscrito 09. Inspiradoras personas que tiran pa’alante.

Tengo un defecto, quizá virtud, depende de quien lo mire; y es que me gusta observar la vida con ojos ajenos. Te da una perspectiva interesante de lo que tú opinas desde la experiencia de otros, lo que te ayuda a abrir el campo visual de tu entendimiento por las lecciones que en un solo golpe de aire pueden pasar ante ti.

Hoy quiero hablar de tres historias en las que se refleja que siempre hay un momento de decir ‘’hasta aquí’’ y tirar pa’alante, algo que me emociona siempre, conocer gente que ha aguantado hasta cierto límite y han sabido hacerse fuertes, dar un golpe en la mesa, salir de la comodidad de una situación ya conocida y anteponer su amor propio frente al aprovechamiento vil de otra persona.

No voy a entrar en género, puedo hablar de hombres, mujeres, viceversas y transexuales; creo que la barrera se acaba cuando hablas de una persona sin especificar, un poco como el CV anónimo; en este caso importa la historia y la lección. Los que me conocéis sabéis que no me tiro faroles, los que no pero me leéis, no puedo hacer más que dejarlo a vuestra creencia.

A la persona A me la presentaron hace muy poco, nada mas sentarme en frente, comenzamos a hablar como si nos conociéramos de toda la vida, esas conexiones que muy raras veces pasan (y que por suerte aún se mantienen después de la primera cita) me contó una historia que le pasó con otra persona, en resumen, tema de cama, pero de muy mala gana. Típica historia de ‘’cuando yo quiera y como yo deba’’, me tuve que sentir identificado, y supongo que no seré el único. Esa historia que cuando te la cuentas sólo puedes pensar ‘’ya tienes ganas de aguantar’’ pero que por dentro lo único que mantienes es esa esperanza de que mejore, de que te den calor con un abrazo, y empiezas a permitir y a permitir, hasta que llega un momento en el que te miras en el espejo y piensas ¿hasta qué punto puedo decir basta? Y te cansas de ser el trapo que a veces está impoluto encima del pollete (soy murciano no puedo usar ‘encimera’) y que otras está en el suelo sin importar si pilla polvo o lo pisan. Parece una tontería, pero algo tan simple como mantener un NO, implica valentía, sobre todo cuando han estado jugando contigo 4 años. Algo que no todo el mundo aguanta.

La persona B tiene fuerza desde el día que la conocí, hará unos 25-27 años (y os recuerdo que tengo 35). En ese momento entendí la que fue, seguro, de las primeras lecciones que adquirí en el inicio de mi bullying, podemos vivir algo que no nos ha pasado nunca, pero eso no significa que no nos pase. Gracias a B, abrí los ojos, pude ver que no estaba sólo, de hecho, también pasó por una etapa bastante más dura que la mía. Lo curioso, que en el paso de los años, cada vez que la veía, su cara reflejaba siempre una sonrisa, con un atisbo enorme de esperanza, porque si personas como yo arrastran una mochila, la suya es de deportes de montaña, ya ha sobrepasado su cabeza. Pero su forma de afrontar la vida es seguir, seguir, y luego, seguir siguiendo, valga la redundancia, pero sin olvidar de donde viene, sobre todo para no repetir esos golpes (a veces metafóricos, a veces literales) que la vida le ha puesto en su camino. Soy partidario de que todos jugamos en la misma liga, algunos con un mejor pasado que otros, pero si tuviera que poner a alguien en alto, porque se merece una racha de paz y alegría, sería a esa persona.

La persona C ha ocupado un lugar muy importante en mi agenda de amistades en pocos años, al igual que la persona B, lo que admiro es su entereza y continuidad, pero por una historia totalmente distinta a la anterior, en este caso hablo de esa gente que, teniendo acceso a todo, no ha tenido gran cosa; nos deberían enseñar tatuado a fuego desde bien pequeños que, en la vida profesional, vale lo que demuestras que vales, puedes tener mil títulos, el mejor apoyo económico, que si no demuestras tu valía, tu nombre queda vacío. Esta persona lleva prácticamente dos décadas demostrando algo, que yo mismo sé que no todos aguantaríamos, la entereza de mostrarse ante un edificio, ver el ático y decir ‘’quiero llegar ahí’’, y conquistar cada piso del rascacielos hasta conseguirlo. Admiro mucho a la gente que, como C, ha tenido que labrarse todo desde cero. En mi caso de hecho, fue fácil, pude estudiar sin tener que preocuparme del medio económico (al menos la primera titulación claro) pero C es de esas personas que antes incluso de la mayoría de edad, tuvo que saber lo que era crecer por sí mismo, demostrar su valía en un mar de tiburones, y ganar con creces ser quien quiera ser en ese mar, con la particularidad, de que su piel es de acero.

Podría explayarme más en cada una de esas personas, desarrollar mejor su historia, pero quería centrarme en el mensaje más directo. A me refleja ese instinto que tenemos todos de dejarnos querer, pero que en ocasiones nos dejamos llevar tanto que nos olvidamos de querernos, y hasta que no ven que el agua pasa por encima de la cara, no se dan cuenta de que están inmersos en medio de la nada, dándose cuenta en el momento más inesperado, que somos nuestra propia orilla para salir del agua.

B es de esas fieras de las que más de uno deberíamos aprender; nunca quiso ser fiera, pero cuando tu vida parece tocada cuando no eres consciente de que estás viviendo por que la infancia y la inocencia son la etapa que vives, ¿cómo puedes pedirle paz mental a alguien, que ni siquiera sabe lo que es el amor propio? Para mi van ligados de la mano y, por desgracia, son muchos los que aprenden de la forma más antigua de enseñanza que hay, la caída y el me-levanto.

C es de esos delfines, inteligente y rápido, que sabe afilar sus dientes para desenvolverse entre tiburones sin ser atacado, pero que en sus comienzos, nadaba con la misma calidad que Bambi al comenzar a andar, no tuvo la suerte que tuvimos algunos de que nos avanzaran con el barco hasta cierto punto de inicio de carrera, tuvo que descubrir el agua por sus propios medios, aprender a fortalecerse por sí mismo y a darse la palmada que a todos nos viene bien.

A todas esas personas que son valientes anónimos, el agradecimiento enorme lo tendré siempre por dejarme oír su verdad y ayudarme a entender en qué consiste la vida, porque no todos tenemos la misma y no todos la afrontamos igual. Como siempre un tema, esta vez en inglés, pero con video subtitulado por supuesto, para ese momento en el que necesitas frenar de tu propia vida, abrir una ventana, respirar, y decir no quiero hacer nada, sólo sentarme y ser. Thursday – Jess Glynne.

Porque tenemos derecho a levantarnos, y no sentirnos inseguros. Porque #ViernEscrito está, lo que acaba en punto y final.

3 comentarios:

  1. Ufffff, tela ...tela ...mucha reflexión, bienestar y dolor al mismo tiempo. Gracias por existir

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  2. Muy bonita reflexión, sigue escribiendo, me encanta poder leerte estas reflexiones cada semana.

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