Balance de daños por ordenanza de la Lágrima de Nochevieja. 30-12-11
Para
una empresa es primordial realizar un balance para comprobar si las
transacciones o movimientos económicos de la misma han dado resultados. Cada período de
tiempo se realiza un debate sobre el estado de la Nación. Y cuando fallece
alguien se realiza un repaso de su vida y anécdotas principales que compartir
con los asistentes en su velatorio. Pero ¿cuándo hacemos nuestro propio
‘’balance de daños morales’’?
En
nochevieja se culmina un año, un año donde según tus experiencias puede haber
sido bueno o malo. Los medios de comunicación siempre publican un reportaje o
‘’artículo especial’’ donde se realiza un resumen de las noticias del año, se
destaca lo importante y finaliza con una conclusión. Entonces, ¿es importante
para nosotros frenar durante unos minutos y tomarnos un momento en el día de
nochevieja para comprobar los daños del año? En nuestro día a día pasan
demasiadas cosas quizá para recordar en un momento al transcurso de 365 días,
pero si son los sentimientos que nos han provocado diversas situaciones en
momentos concretos del día los que nunca se olvidan. Y generalmente suelen ser
las pequeñas cosas.
Un
día sales a la calle sin ganas y un desconocido te regala una mirada, y tú le
devuelves tu sonrisa. O has trabajado tanto en un proyecto, que al presentarlo
no te quedan fuerzas y sólo te concentras en acabar, y sin darte cuenta
presentas el proyecto con mayor calidad de toda tu carrera. O has estudiado
tanto un examen que cuando sólo faltan quince minutos guardas los apuntes,
tiras la toalla y al relajarte obtienes un notable. Son muchas las sensaciones
y quizá poca la memoria, cuando hablas con alguien siempre sale la típica
expresión ‘’si, recuerdo que me pasó algo así pero no recuerdo cuando fue’’
Entonces,
¿sirve de algo pararse a pensar en este último año? Y cómo se ha de hacer,
depende de la persona, quizá de sus pensamientos. Si cada persona es un mundo,
se debería decir que cada cabeza es un universo, ya que en diversos planetas
guardamos nuestros mundos, el mundo en el que somos desinhibidos con nuestros
amigos, el mundo donde almacenamos los conocimientos y experiencias laborales,
el agujero negro que conecta directamente con nuestros sentimientos en nuestro
corazón o alma. Son tantas las diversas formas que puede estar ordenada…o
desordenada…una mente que indicar cómo pensar resultaría un consejo
presuntuoso, y ni soy presuntuoso ni hice este blogg para hacer de consejero.
Pero
si me preguntasen diría que simplemente dejar la mente en blanco es suficiente,
para mí ese balance anual sería o debiera ser, para comprobar si los propósitos
propuestos han sido conseguidos o no comenzados, sería para concretar qué cosas
me han faltado y cómo las voy a obtener el año próximo. Pero entonces si nos
abandonamos al pensamiento de cómo ha funcionado nuestra vida y no nos
preocupamos por vivir lo que nos proponemos vivir… ¿no estaremos dejando de
lado nuestra propia vida?
En
una situación donde la sociedad cambia según cambia la persona, ¿hasta qué
punto podemos decir ‘’he vivido un buen año’’? no será posible que estemos
perdiendo otras cosas que resultaran mejores a nosotros, o resultará
satisfactorio pensar que hemos tenido un buen año… ¿y cómo sabemos que ha sido
un buen año?
Quizá
por la intensidad de lo vivido, o por lo tranquilo de lo vivido… más bien, creo
que depende de la persona. Si sólo te dejas llevar y vives tu vida de un modo
pasivo (cada uno la vive como le da la real gana) supongo que bastará con saber
que sigues en tu trabajo o has encontrado uno nuevo y que sigues con esa
persona. Si tienes una vida activa, será un buen año cuando has recordado todas
las situaciones y momentos que han acontecido en tu último año y que te han
dejado agotado. Personalmente me considero de ese punto intermedio que
dejándose llevar no permiten tener un momento de descanso, cosa que puede
llegar a agotarnos mentalmente a ese tipo de gente que nos encontramos en la
virtud.
Como
persona que valora los pensamientos y la conexión con sus sentimientos, cuando
hago balance en nochevieja siempre miro por encima lo material y lo
profesional, me gusta pensar en qué bueno ha traído a mi vida dichas características
de nuestra vida; tales como si ha avanzado mi progreso en la carrera que estudio.
Pero el detenimiento, lo que de verdad importa en un balance moral, es la
evolución de nosotros mismos preguntándonos simplemente ‘’¿hemos sido emocionados?’’
en una serie de televisión oí una vez una frase que se quedó marcada en mi
mente y desde entonces la aplico en cada nochevieja y en cada cumpleaños
(parece obsesivo, pero los balances pueden resultar diferentes), dicha frase o
‘’filosofía del recuerdo’’ decía lo siguiente ‘’si al recordar todo lo que te
ha pasado en un año no consigues echar una lágrima, de tristeza o alegría, da
igual, si no lloras de emoción es porque en realidad no has vivido y habrás perdido un año que no vas a recuperar’’.
Me
pareció tan profunda como real que hice lo que mejor hacemos las personas
cuando algo nos gusta, cogerlo y no soltarlo (nunca ‘’me la agencio’’) pero
creo que en cierto modo (o en modo entero) es correcto ese argumento, si las
emociones de todo un año no consiguen si quiera que derramemos una lágrima,
entonces ¿qué hemos vivido? En un solo año pueden ocurrir muchas cosas, en mi
último año por ejemplo he vivido nuevos amigos, viejos amigos, perdido esos
nuevos y buenos amigos, he recuperado grandes amores en calidad de grandes
amigos, he quemado experiencias, he reído a carcajada limpia, he llorado a ‘’pañuelo
sucio’’ o moco tendido, he aprobado asignaturas, he suspendido y recuperado
asignaturas, he valorado mi carrera, he valorado mi familia, la importancia de
tenerlos cerca…y de cada una de esas cosas he sacado mínimo diez lecciones
importantísimas.
La
verdad es que cuando ‘’miro atrás’’ y veo todo lo que he pasado en un año, creo
que obtengo el mejor resultado que se puede obtener en la realización de un
‘’balance de daños morales’’ que es suspirar, mirar al infinito y pensar…nada,
salvo la expresión ‘’menudo año’’, desconectar de todo, oír el silencio de mi
mente mientras seco mis lágrimas de emoción al saber todo lo vivido, y lo que
queda aún por vivir. Y aunque esa sensación dure tan solo unos segundos, en
realidad es la mejor de todas, saber que el año que has vivido ha merecido la
pena y no te arrepientes de nada de lo vivido.
Ese
es el mejor balance, saber que lo que has vivido, lo has vivido tú. Así que doy
gracias a todos los protagonistas del balance (que saben quienes son) y espero
que sigan ahí el año que viene. Sólo queda aconsejaros (humildemente) que
suspiréis, penséis y os emocionéis, basta con una lágrima que concentre todo lo
sentido, amor, odio, tristeza, alegría, confianza, amistad…una lágrima de
nochevieja, la emoción mejor sentida.