sábado, 31 de diciembre de 2011

ARTÍCULO 04. BALANCE DE DAÑOS POR ORDENANZA DE LA LAGRIMA DE NOCHEVIEJA 30/12/11


Balance de daños por ordenanza de la Lágrima de Nochevieja. 30-12-11

            Para una empresa es primordial realizar un balance para comprobar si las transacciones o movimientos económicos de la misma han dado resultados. Cada período de tiempo se realiza un debate sobre el estado de la Nación. Y cuando fallece alguien se realiza un repaso de su vida y anécdotas principales que compartir con los asistentes en su velatorio. Pero ¿cuándo hacemos nuestro propio ‘’balance de daños morales’’?

            En nochevieja se culmina un año, un año donde según tus experiencias puede haber sido bueno o malo. Los medios de comunicación siempre publican un reportaje o ‘’artículo especial’’ donde se realiza un resumen de las noticias del año, se destaca lo importante y finaliza con una conclusión. Entonces, ¿es importante para nosotros frenar durante unos minutos y tomarnos un momento en el día de nochevieja para comprobar los daños del año? En nuestro día a día pasan demasiadas cosas quizá para recordar en un momento al transcurso de 365 días, pero si son los sentimientos que nos han provocado diversas situaciones en momentos concretos del día los que nunca se olvidan. Y generalmente suelen ser las pequeñas cosas.

            Un día sales a la calle sin ganas y un desconocido te regala una mirada, y tú le devuelves tu sonrisa. O has trabajado tanto en un proyecto, que al presentarlo no te quedan fuerzas y sólo te concentras en acabar, y sin darte cuenta presentas el proyecto con mayor calidad de toda tu carrera. O has estudiado tanto un examen que cuando sólo faltan quince minutos guardas los apuntes, tiras la toalla y al relajarte obtienes un notable. Son muchas las sensaciones y quizá poca la memoria, cuando hablas con alguien siempre sale la típica expresión ‘’si, recuerdo que me pasó algo así pero no recuerdo cuando fue’’

            Entonces, ¿sirve de algo pararse a pensar en este último año? Y cómo se ha de hacer, depende de la persona, quizá de sus pensamientos. Si cada persona es un mundo, se debería decir que cada cabeza es un universo, ya que en diversos planetas guardamos nuestros mundos, el mundo en el que somos desinhibidos con nuestros amigos, el mundo donde almacenamos los conocimientos y experiencias laborales, el agujero negro que conecta directamente con nuestros sentimientos en nuestro corazón o alma. Son tantas las diversas formas que puede estar ordenada…o desordenada…una mente que indicar cómo pensar resultaría un consejo presuntuoso, y ni soy presuntuoso ni hice este blogg para hacer de consejero.

            Pero si me preguntasen diría que simplemente dejar la mente en blanco es suficiente, para mí ese balance anual sería o debiera ser, para comprobar si los propósitos propuestos han sido conseguidos o no comenzados, sería para concretar qué cosas me han faltado y cómo las voy a obtener el año próximo. Pero entonces si nos abandonamos al pensamiento de cómo ha funcionado nuestra vida y no nos preocupamos por vivir lo que nos proponemos vivir… ¿no estaremos dejando de lado nuestra propia vida?

            En una situación donde la sociedad cambia según cambia la persona, ¿hasta qué punto podemos decir ‘’he vivido un buen año’’? no será posible que estemos perdiendo otras cosas que resultaran mejores a nosotros, o resultará satisfactorio pensar que hemos tenido un buen año… ¿y cómo sabemos que ha sido un buen año?

            Quizá por la intensidad de lo vivido, o por lo tranquilo de lo vivido… más bien, creo que depende de la persona. Si sólo te dejas llevar y vives tu vida de un modo pasivo (cada uno la vive como le da la real gana) supongo que bastará con saber que sigues en tu trabajo o has encontrado uno nuevo y que sigues con esa persona. Si tienes una vida activa, será un buen año cuando has recordado todas las situaciones y momentos que han acontecido en tu último año y que te han dejado agotado. Personalmente me considero de ese punto intermedio que dejándose llevar no permiten tener un momento de descanso, cosa que puede llegar a agotarnos mentalmente a ese tipo de gente que nos encontramos en la virtud.

            Como persona que valora los pensamientos y la conexión con sus sentimientos, cuando hago balance en nochevieja siempre miro por encima lo material y lo profesional, me gusta pensar en qué bueno ha traído a mi vida dichas características de nuestra vida; tales como si ha avanzado mi progreso en la carrera que estudio. Pero el detenimiento, lo que de verdad importa en un balance moral, es la evolución de nosotros mismos preguntándonos simplemente ‘’¿hemos sido emocionados?’’ en una serie de televisión oí una vez una frase que se quedó marcada en mi mente y desde entonces la aplico en cada nochevieja y en cada cumpleaños (parece obsesivo, pero los balances pueden resultar diferentes), dicha frase o ‘’filosofía del recuerdo’’ decía lo siguiente ‘’si al recordar todo lo que te ha pasado en un año no consigues echar una lágrima, de tristeza o alegría, da igual, si no lloras de emoción es porque en realidad no has vivido y habrás perdido un año que no vas a recuperar’’.

            Me pareció tan profunda como real que hice lo que mejor hacemos las personas cuando algo nos gusta, cogerlo y no soltarlo (nunca ‘’me la agencio’’) pero creo que en cierto modo (o en modo entero) es correcto ese argumento, si las emociones de todo un año no consiguen si quiera que derramemos una lágrima, entonces ¿qué hemos vivido? En un solo año pueden ocurrir muchas cosas, en mi último año por ejemplo he vivido nuevos amigos, viejos amigos, perdido esos nuevos y buenos amigos, he recuperado grandes amores en calidad de grandes amigos, he quemado experiencias, he reído a carcajada limpia, he llorado a ‘’pañuelo sucio’’ o moco tendido, he aprobado asignaturas, he suspendido y recuperado asignaturas, he valorado mi carrera, he valorado mi familia, la importancia de tenerlos cerca…y de cada una de esas cosas he sacado mínimo diez lecciones importantísimas.

            La verdad es que cuando ‘’miro atrás’’ y veo todo lo que he pasado en un año, creo que obtengo el mejor resultado que se puede obtener en la realización de un ‘’balance de daños morales’’ que es suspirar, mirar al infinito y pensar…nada, salvo la expresión ‘’menudo año’’, desconectar de todo, oír el silencio de mi mente mientras seco mis lágrimas de emoción al saber todo lo vivido, y lo que queda aún por vivir. Y aunque esa sensación dure tan solo unos segundos, en realidad es la mejor de todas, saber que el año que has vivido ha merecido la pena y no te arrepientes de nada de lo vivido.

            Ese es el mejor balance, saber que lo que has vivido, lo has vivido tú. Así que doy gracias a todos los protagonistas del balance (que saben quienes son) y espero que sigan ahí el año que viene. Sólo queda aconsejaros (humildemente) que suspiréis, penséis y os emocionéis, basta con una lágrima que concentre todo lo sentido, amor, odio, tristeza, alegría, confianza, amistad…una lágrima de nochevieja, la emoción mejor sentida.

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