miércoles, 14 de noviembre de 2012

ARTÍCULO 15. SI TE ''ENAMORAS CON EL COÑO'', TE CHORREAN GILIPOLLAS 15/11/12


Si te ''enamoras con el coño'', te chorrean gilipollas.

            Vaya mierda. Dicen que no hay dos sin tres, pero me apuesto que no hay día que sean millones las personas que sufran…por estadística, por mala suerte…la premisa de que para sonreír hay que sufrir siempre se cumple. Pero, ¿hasta qué punto es fiable…o certera…tal afirmación?

            Significa que después del llanto viene la sonrisa…o que para reír hay antes que pasar por un mal momento. Entonces por esa absurda y lingüística regla de tres, ¿los que disfrutamos de una buena situación emocional en nuestra vida debemos perder amistades o algo mas importante para encontrar el amor? Y porqué debe estar el núcleo de error de lo que se cuestiona en la frase y no en el que la expresa.

            No percibimos hasta qué punto somos nosotros mismos los culpables de nuestros errores sentimentales pero siempre decimos ‘’joder, puta frase, que verdad tiene y qué poco me gusta que se cumpla’’. Pues entonces, haz porque no se cumpla.

            En las relaciones sentimentales tendemos a encontrarnos en la costumbre de que nunca sabemos actuar de forma correcta, aquello de que el ser humano se tropieza con dos piedras…no, que la piedra se choca con el ser….tampoco, no recuerdo bien como era…¡ah, si! Que el ser  humano es el único en chocarse con tantas piedras sean necesarias hasta darse de morros con un muro de hormigón. No encuentro otro argumento.

            Pero el lugar a error lo crea que queramos ser con esa nueva relación como no debimos ser en la anterior, y quizá si haya que ser como en la anterior…lo que quiero explicar es que cada persona es un mundo, y nunca llegamos a conocer a fondo a la persona con la que estamos, o creemos no conocerla bien. Intentamos estrategias, pensamos con el corazón o nos dejamos llevar por nuestros bajos instintos (situados en la parte intermedia del cuerpo humano)

            Pero quizá no debamos dar pasos firmes con planes concretos, ni llegar al antagónico punto de vista de dejarnos llevar por el corazón…pero en este caso, no sirve el juicio de que en el centro se halla la virtud…no creo, porque de la misma forma que en el cuerpo se halla en el medio la parte mas divertida, si la usas mucho se desgasta. Así que lo de intercambiar posturas (pensar con los pies y tener estrategias con el corazón) tampoco creo que sirva.

            Pero tampoco sirve ‘’enamorarte con el coño’’ o ‘’pensar en alguien con la polla’’ (si, es vulgar y obsceno, pero a parte de que escribo yo, en las expresiones vulgares se encuentra antes la claridad del concepto…cambiadlo por ‘’prendarte de amor con la vagina’’ y veréis que no queda igual)…a lo que iba…otro de los problemas que tenemos (siempre me incluyo porque si hablamos del pecado, y nos gusta el pecado…es porque no podemos ni pensar en tirar la primera piedra) es que nos dejamos llevar por nuestros impulsos sexuales y debemos recordar que por mucho que nos halla hecho gritar un orgasmo, no deja de ser eso, sólo un orgasmo.

            No podemos caer en la hipocresía de esperar encontrar el amor cuando nos manchamos de fluidos al son de los dedos estirados y un ‘’joder cariño que bien has estado’’ (expresión unisex); un follamigo vale, un amigo en raras ocasiones (hago un inciso en raras) también, pero el amor no se consigue a golpe de bragueta.

            Y luego está el punto de vista puñetero entre todos, pero que por desgracia es el que mas nos asusta, o por temor a que sea verdad o porque no nos suene bien. ‘’boicoteamos nuestras propias relaciones’’…dicen que es cierto, pero claro también dicen que se puede transmitir con educación en el vocabulario expuesto…pero cuando algo te da rabia te sale un ‘’joder’’ y no un ‘’recorcholis’’…si, puede ser cierto que nos fijemos instintivamente en lo que sabemos que no va a tener futuro, porque nos compense pasarlo mal y echarle la culpa a otro y no reconocer la paja en el propio, quiero decir, asumir nuestro temor al compromiso o peor aún, a enamorarnos de alguien completamente nuevo que nos cambie los esquemas.

            Pero eso debería considerarse generalizar mucho, ya que no todos tienen ese punto de vista, algunos se fijan en quien no debe y no debe fijarse en tantos y tan diferentes; lo malo es que no se cumple el patrón de conducta que nos gustaría encontrar, y encontramos una conducta sin patrón que la gobierne y nos arrase con viento y marea (alta, claro, la marea baja no consigue nada).
           
         Entonces, ¿cómo sabemos si pertenecemos a los que se auto-boicotean o a los que tienen mala suerte?...creo que la respuesta es mas que sencilla…si gritas ‘’no encuentro a nadie normal’’ es que has buscado y encontrado en todo tipo de gente eso que deseas tener; pero si dices ‘’tengo un ojo malísimo para los tíos, siempre me encuentro gilipollas’’ no es que te auto-boicotees siempre (y no soy quien para sentenciar a nadie, no me malinterpretéis, soy el primero en equivocarse) ni a propósito, pero dentro de nosotros estamos acostumbrados tanto a ese tipo de fallos que parece que nos cueste encontrar un pequeño ápice de esperanza para nosotros y automáticamente pensamos ‘’no tengo suerte’’…la suerte se la labra uno, pero, para variar, es mas fácil aconsejar que hacer…ahora me he dado un ‘’zas’’ yo solito.

            Volviendo al inicio de la diarrea mental, si la situación en la que nos encontramos es la de ver a alguien que aunque sepamos que no nos merece la pena acabaremos yendo a ver (porque todos somos humanos) ser fuerte, y tener presente que aunque duela, porque siempre duele ver a nuestro verdugo antes de la horca, hay que sentir con los pies, ser consciente de qué sentimientos podemos manifestar y cuales debemos reprimir, porque ahí se encuentra la debilidad que siempre nos rompe, el verl@ y saber que aún existe muy dentro de nosotros. Porque lo que importa es siempre ser uno mismo el primero de nuestros pensamientos, ya que si piensas con el coño sólo te chorrean gilipollas y experiencias negativas cuyo recuerdo latente no hace mas que ralentizar nuestra forma de ver algo que puede ser muy bueno. Así no será un amor obsoleto y oxidado el que practiquemos con nuestro nuevo hallazgo, a veces ayuda cambiar de zona de ocio, o de grupo de amigos, pero no seré yo quien diga cómo hacerlo.

            Para todos los ''coños chorreantes de experiencias desconcertantes'', porque sentir con los pies no puede ser tan malo, si nuestros instintos y el buen juicio no funcionan.

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