Una
calle gris. Un cierto halo de esperanza, y una nube de pesimismo disfrazada de
realidad. Te olvidas de quien eres. De quien acostumbras a ser. De correr.
Buscas una parada, un freno, una estacada en la que quedarte buscando lo que no
sabes expresar pero sabes que necesitas. Llegas a sentirte sólo en una plaza
llena de gente, donde se encuentra tu mundo, el de ellos y el real. Una mirada
basta para encontrar un camino de luz, donde el abismo parece cada vez más
grande.
A
un lado y a otro, sin perpetuar el llanto pero acumulando energía en la
garganta. Manteniendo la respiración en un puño por si en algún casual las
lágrimas fueran en vano y quisieras guardarlas para un futuro. Cada vez la nube
es más grande. Y más oscura.
Piensas
que has dejado de sentir, que has dejado de ser tú. Y entonces lees un cartel
que declara que no es así. Es la necesidad de descansar que habita en ti la que
te grita un parón. Bien sea manifestándose en forma de suspiro, bien sea en
forma de llanto.
Coges
una canción al azar. (pink - bridge of light) El cuerpo te dice cuál es, no necesitas ni siquiera
traducirla, sólo oírla…sentirla no te hace falta, coincide con lo que tú
necesitas y sientes. Y en ese mirar se presenta una ayuda, el apoyo con el que
todos contamos cuando necesitamos un aliento de vida frente a la marejada que
se avecina al frente.
Y
cuando llegas a casa ves por la ventana que esa nube se queda fuera, expectante
a otro momento. Sales a la calle de nuevo, tienes ganas de descubrir qué se
esconde tras la nube, qué es lo que te aterra…quizá el miedo a acostumbrarte a
necesitar algo y no ser feliz con lo que tienes. A depender de la pena. Mil
tormentas te rodean, la canción suena cada vez un poco más fuerte. Se presentan
ante ti un cúmulo de frases que tu subconsciente guarda para estos momentos, y
no sólo las puedes leer, sino que además les pones voz y rostro. Son tu vida,
el camino de salida, tu vía de servicio cuando necesitas escaparte de la
carretera por la que conduces a cien por hora.
Ves
un puente…notas que el suelo cambia, tropiezas al no ver un hueco, la tormenta
sigue, comienzas a llorar, tu cuerpo y el agua se hacen uno, miras al cielo,
llorando como nunca sonríes con la mejor de tus sonrisas. Sabes que estás llorando,
que está lloviendo, pero sabes más aún, que nunca te mojarás. Y en ese momento
despiertas y das gracias. Descubres que tras la nube se encuentra ese puente
hacia la luz que tanto necesitamos cuando no nos sentimos nosotros mismo. Una
vez cruzado el puente, sientes calma…normal, ya pasó la tormenta, y lo mejor es
que los rostros y las gracias van contigo allá donde pises.
Para
todos aquellos que tienen la suerte de estar bajo el agua, y no mojarse.
Las imágenes del vídeo no son muy allá, pero la traducción de la canción es buena =D
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